Tú creas tu propio infierno...
Ayer, viendo una película, me llamó la atención algo que dijo uno de los personajes femeninos: en una de las escenas le decía a su pareja que tenía miedo del infierno que le esperaba ya que ella pensaba que el infierno lo creamos nosotros cada vez que hacemos daño a los demás de pensamiento, palabra, obra u omisión y además pensaba que el infierno se sufre en vida, antes de morir.
Yo pienso de igual forma pero también pienso que, en innumerables ocasiones, el saldo negativo acumulado en una vida puede ser tan elevado que el cuerpo muere sin que la persona haya terminado de pagar la deuda acumulada y esta deuda es heredada por sus herederos emocionales cuando la persona fallece.
De hecho, las deudas emocionales se empiezan a pagar desde la cuna pues nuestra configuración inicial es determinada por el balance bueno/malo, positivo/negativo que exista en el corazón de nuestros padres y, muy especialmente, en el de nuestra madre. Es más, la naturaleza trata continuamente de neutralizar dicho balance y en cuanto tenemos un poco de saldo positivo (se genera viviendo momentos de calidad, felicidad, satisfacción personal, etc.), se cobra parte de las deudas que hayamos ido generando con el fin de dejarnos libres de toda carga negativa.
Todas las cosas negativas que nos suceden personalmente, o les suceden a otras personas pero nos afectan directamente, son deudas que se cobra la vida al hacer justicia, ya que contradiciendo la afirmación popular ¡la justicia no es ciega!....
Son las personas las que actúan ciegamente llevadas de la emoción o embargadas por sentimientos que las hacen perder la conciencia de sí mismas y errar en su camino.
Cada vez que negamos nuestra propia naturaleza generamos caos a nuestro alrededor y es cuestión de tiempo que este caos se convierta en dolor. El sufrimiento, exclusivamente personal, NO EXISTE y aunque vivieras solo en una isla remota tu conciencia de humanidad, que te liga a la conciencia del resto de personas que pueblan el mundo, acusará el déficit y pasará la factura a aquellos que estén vibrando en sintonía con tu forma de actuar. En cuestiones de justicia “divina” la deuda que contraemos con nosotros mismos, SIEMPRE la pagan los demás…
El otro día, también en una película, un rey le decía a su prima que a él no le azotaban cuando se portaba mal de pequeño; sin embargo, le obligaban a ver como azotaban a un niño por su causa y el sentimiento de culpa al ver que azotaban a un inocente era más doloroso para él que su propio castigo de haberlo recibido.
Si ahora mismo estás sufriendo un dolor físico o anímico, pregúntate ¿Quién está al tanto y se preocupa mucho por mi? ¿Quién lo lleva mal? Y sabrás de dónde viene la factura que estás pagando. Igualmente si tú “padeces” o te preocupas por el bienestar físico o emocional de otra persona o causa, pregúntate ¿qué estoy haciendo mal en relación a ella?
Entonces ¿cómo regular nuestros estados anímicos negativos?
Toma nota:
- La próxima vez que te sientas anímicamente mal, no te quejes, no lo compartas, no lo “airees”, solamente escribe cómo te sientes SIN QUERER CAMBIARLO, y lo que es más importante, sin juzgarlo como bueno/malo y verás cómo dicho malestar se extingue rápidamente…
- Paralelamente, observa con quien hubieras querido compartir ese sentimiento negativo ¿a quién se lo hubieras contado de forma gratuita? Pues ahí tienes la fuente de tu malestar.
- De manera inversa, presta atención cuando alguien quiera compartir contigo un estado anímico negativo; si lo aceptas estarás asumiendo tu responsabilidad en dicho estado, lo que te vincula –negativamente- a dicha persona. Es por esto que se dice que el dolor une tanto o más que el amor…
Lo más ecológico y sostenible, de cara a los estados anímicos negativos, es asumirlos como muestra de nuestra propia debilidad y tratar de resolverlos por nosotros mismos con las herramientas oportunas; si no se consigue neutralizar un estado negativo en un par de días, lo más adecuado es pedir ayuda profesional.
Toda alteración de la vida cotidiana vivida en negativo proviene de una acumulación de malestar anímico o emocional no escuchado y no resuelto. De ahí el dicho popular de que “las penas compartidas son menos” ya que la deuda o carga compartida entre muchos parece menor. En la práctica, un montón de personas comparten una gran bolsa de negatividad y, de tanto en tanto, a una de ellas le toca “pagar prenda” con una gran dosis de dolor físico que puede cursar en forma de accidente, enfermedad grave o situación dramática mantenida en el tiempo, que agota hasta la última dosis de luz/optimismo convirtiendo la vida de quien lo padece en un infierno. (la mayoría de los suicidios, sobre todo en personas jóvenes provienen de este “pagar prenda” emocional).
Lo más triste de todo es que, grupos enteros de lo que llamamos población marginal en el primer mundo y la inmensa mayoría de los pueblos del tercer mundo, “pagan prenda”, casi de continuo, para compensar el saldo negativo planetario que excede con mucho el balance positivo/negativo que la conciencia de humanidad percibe como justo…
Cada vez que el saldo de valoraciones negativas aumenta hasta un punto de saturación máximo, el sistema se auto regula por medio de una crisis dramática en algún punto del planeta... y así dar curso en forma de llanto-dolor al bloqueo emocional de una mayoría de personas que van anotando, día a día, un montón de momentos negativos en sus cuentas personales y también en las grupales. las valoraciones grupales son aquellas que hacemos en relación al situaciones grupales en las que no tenemos cabida personalmente pero si como individuos de la especie... Por ejemplo cuando hablamos negativamente de política, economía, del tiempo, de otras culturas, etc. etc. etc...
Si la valoración es de índole personal/familiar, la auto regulación será aplicada en aquél miembro de la familia o grupo familiar que esté ligado a la cuestión valorada... Por ejemplo: si valoras negativamente a tus jefes... puede que tu padre tenga algún achaque de salud que a ti personalmente te afecte y mucho...
Al igual que existe una auto regulación personal/familiar, existe una auto regulación planetaria por la que las deudas energético/emocionales contraídas por los pueblos más ricos son saldadas por todos aquellos pueblos que respiran/beben y, por tanto, comparten, el mismo aire y la misma agua…
Resumiendo: cuando alguien dice preocuparse por ti es que te está dañando en alguna forma que, quizás ni tú ni él controláis pero no por ello es menos dañina; seguramente lo que sucede es que esta persona está siendo presa de sus miedos o temores y los está proyectando en tu persona "porque te quiere".... Y viceversa.
Reflexión de la semana:
Queda mucho por hacer en la que al concepto de solidaridad se refiere pero un primer paso sería asegurarte de que, antes de preocuparte por los demás, has pagado tu propia deuda pues solo una persona liberada puede aportar libertad al mundo.
Pero para que te hagas una idea... ¿Imaginas lo que sería un mundo en el que no hubiera dolor o drama alguno?.... ¿Crees que es imposible? ¿Crees que es una utopía? Pues estás en un error...
Eliminar de la conciencia de humanidad el dolor físico y emocional es posible pero para lograrlo hay que aprender a positivar, día a día, toda valoración negativa que aparezca en nuestra vida individual y grupal...
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