Cuestión de confianza
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¿Crees que te mentiría? |
Nuestra sociedad necesita actualizar el espacio familiar para poder convertirse en una comunidad de personas adultas libres de lazos emocionales.
Cada vez me doy más cuenta de lo nefasta que es la educación emocional mantenida a lo largo del tiempo y el daño que hacen al desarrollo personal los apegos y proyecciones surgidos al calor de lo «familiar» .
No tendría que haber diferencia alguna entre como se tratan los miembros de una familia (aquí no incluyo el espacio íntimo de la pareja ni el tiempo de crianza del bebé), y el resto de la sociedad. El cariño o apego familiar entre padres, hermanos y demás extensiones (primos, tíos, abuelos, etc.) es el resultado de las carencias personales o tribales proyectadas en las figuras familiares más cercanas lo que hace que los lazos familiares o de sangre se estrechen demasiado y afecten al desarrollo comunitario. Esta relación de lazos de sangre o lazos tribales es la que ha generado la sociedad en la que ahora vivimos y que necesita imperiosamente ser remodelada.
Cuando las parejas son felices y están compenetradas no necesitan compensar con el cariño de sus hijos y el educarlos se convierte en una responsabilidad social libre de ataduras emocionales. Los hijos así educados crecen libres de apegos y una vez superado el tiempo de crianza son capaces de abrir su mente a la bondad y confianza en los demás.
Cualquier aspecto violento o de rechazo a los demás que una persona pueda manifestar parte de una atadura emocional que lo mantiene anclado en un estadio evolutivo previo a la etapa de socialización, lo que le mantiene en un estado de regresión emocional permanente.
Ya es hora de abandonar los tiempos prehistóricos y entrar en el siglo XXI.
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