Relaciones. Calidad y cantidad ¿Quieres que seamos amigos?

Especial Internet. 1 de 3
Especial Internet y redes sociales. 2 de 3

¿Es la amistad bi-direccional? ¿Eres mi amigo o soy tu amigo? ¿Es lo mismo lo uno que lo otro? En estos días, no paro de pensar en este tema y todas estas cuestiones y algunas más afluyen a mi mente. Esto me sucede porque, desde hace unas semanas, estoy observando en «primera fila» el tema de las redes sociales y porque la mente, para abordar en forma consciente un espacio, cualquier espacio, necesita fijar, desde el principio, sus coordenadas de partida.


Desde mi punto de vista, el uso de la red social-Internet sólo tiene sentido en el ámbito profesional. Su uso te permite llegar a más personas multiplicando las posibilidades de hacer contactos. En el ámbito personal sólo es posible gestionar en forma «natural» o positiva un número limitado de contactos. Los contactos son como los hermanos ¿con cuántos podrías convivir y hasta qué edad sin volverte «loco»?

«Las personas sólo podemos interactuar o evolucionar conscientemente de una en una. Una persona habla y la otra escucha o viceversa. Es como pasarse una pelota»

Para «jugar» con un número mayor de personas tienen que adoptarse unas reglas para que la pelota pase de mano en mano; reglas que, de manera natural, han dado forma a deportes como el fútbol, baloncesto, etc. en los que la «pelota» ya no es propiedad de una persona sino de un equipo y hay unos códigos a la hora de «jugar». En el espacio profesional las relaciones o contactos ya no son un juego y el protocolo en el que se desenvuelven está más o menos «articulado» al igual que en el mundo del deporte.

Es en el plano personal donde, hoy por hoy, se aplica la regla del «todo vale» y esto es lo que se refleja en el uso de la realidad virtual. La mayoría de personas, llevadas de la inconsciencia y de un falso concepto de libertad, experimentan la vida sin fijar límites o intenciones y mi experiencia en consulta me ha permitido comprobar el daño que esto ocasiona.


Relaciones y calidad

Cuando una persona tiene una extensa vida social, esta ha de articularse en función del grado de proximidad o número de contactos. Por lógica, ¿cuántas personas pueden estar muy cerca de ti, de tu corazón o sentimientos más profundos? ¿A cuántas personas puedes «querer» como a un hermano? ¿Cómo se ha de «querer» a un hermano?... No contemplo a los padres, pareja e hijos como un contacto social. Ellos son tu familia y conforman el núcleo de tu existencia.

Lo que tú eres y cómo lo manifiestas depende de la relación que mantienes con tu familia. Sin embargo, son los «hermanos» los que definen el «color» o vibración de tu capacidad a la hora de interactuar socialmente. 

Por tanto, toda relación o contacto social establecido inconscientemente estará teñido de las emociones compartidas en el espacio familiar cuando éramos pequeños. Por lo general, las personas se sienten más «cómodas» en aquellos grupos que «recrean» con fidelidad el ambiente donde crecieron, perpetuando el rol que tenían asignado en casa. Esto contribuye a fijar su personalidad impidiendo su desarrollo armónico. La tendencia social inconsciente es que cada vez seas más «tu mismo» y no evoluciones.

La atracción sexual aparece para solucionar este problema: ¡atraemos lo opuesto a lo que somos!

Cuando estamos muy «ensimismados» atraemos a personas con cargas emocionales muy alejadas de lo que somos, lo que a la hora de convivir y estabilizar la relación es una fuente de problemas. En la medida que la relación generada entre los hermanos mientras crecen es más igualitaria, el rol que adoptamos socialmente evoluciona hacia una mayor objetividad y atraemos parejas equivalentes y no compensatorias. En la realidad virtual las personas reproducen el mismo esquema que mantienen en la vida real y a su vez, este esquema es el reflejo de su realidad interna emocional. Por tanto, dotan a las interacciones individuales de un «tinte» familiar en función de sus gustos y se agrupan para dar mayor fuerza a sus intereses.

Si observamos a los niños de corta edad cuando juegan en el recreo, podremos observar que muchas veces empiezan jugando solos; tienen su juguete «preferido», reflejo de su mundo interior, y con su imaginación y lo que tienen delante pueden pasarse un buen rato, hasta que el hambre o el clima les inquieta y entonces, buscan la atención de un adulto que les resuelva sus necesidades externas.

Estos niños solitarios, suelen ser tachados de raros o antisociales y es corriente observar cómo, madres y educadores, les animan a jugar con otros niños con la excusa de que hay que relacionarse. Si se dejara seguir su curso a la naturaleza, tarde o temprano, otros niños se acercarían a estos niños solitarios, algunos tímidamente, sólo para mirar y otros, en forma más decidida con el ánimo de participar activamente en el juego: ¿me dejas...? Así se crean los contactos, por afinidad. 

Si los niños no estuvieran «cargados» emocionalmente, estos encuentros fortuitos durarían sólo un recreo. Al siguiente, y en función del flujo energético del espacio grupal, quizás el niño solitario (hoy líder en funciones) sería otro y el juego generado de cualidad diferente. Las interacciones serían múltiples y el espacio grupal enriquecido en función del número de participantes. Hay una edad en la que esto suele ser así; oscila entre los 2-3 años y los 4-5 (más o menos). A esas edades, la mayoría de los niños juega libremente sin importarles el credo, el color o la afinidad política del compañero que tienen a su lado. Algunos, por desgracia, ya manifiestan a esas edades síntomas de agresividad y son incapaces de relacionarse sin morder, chillar o pegar invadiendo continuamente el espacio de otros compañeros. Son niños invadidos emocionalmente por padres, abuelos o por hermanos o primos más mayores. Si invaden es porque son invadidos…

«Poco a poco, la influencia familiar va instalando el «rol numérico» o de tamaño y el «rol genérico» o de sexo, además de la cultura o «gustos» relativos a la clase social a la que la familia pertenece. Y los niños adoptan preferencias a la hora de relacionarse»

Preferencias «dictadas» por las necesidades no cubiertas en casa. Y aquí empiezan las contradicciones y la necesidad del uso de la represión de las tendencias que, de forma «natural», van a aparecer en los niños. Muchos padres no entienden el porqué de los compartimientos de sus hijos, en relación a sus modales o relaciones establecidas ya que el origen de las amistades y relaciones problemáticas está en la rigidez de la estructura familiar. A mayor rigidez más necesidad de experiencias extremas o problemáticas.

En una familia cuyas estructuras son neutras y flexibles, el afecto y la atención se reparten en base a las etapas evolutivas, priorizando la satisfacción de las necesidades de cada etapa. En estos hogares, los niños crecen libres y sin apegos. No tendrán «amigos» pero sabrán relacionarse en forma lúdica y positiva respetando el contexto y la diversidad cultural.


Relaciones y cantidad…

Un número elevado de relaciones, en el plano personal, es consecuencia directa de la falta de calidad. Durante millones de años, la supervivencia de la especie y de las familias estuvo ligada al número de hijos ya que sobrevivían los justos para «ir tirando». Con la explosión demográfica y el desarrollo económico y social, la relación se ha invertido y hemos podido reducir el número de hijos en función de una mayor calidad en su desarrollo vital.

Con el número de relaciones o amistades sucede lo mismo: ¡eres menos exigente cuanto más necesitado estás!

Si las amistades surgen de forma inconexa, y sin formar pandillas o grupos, significa que vas siendo «atraído» por las diferentes atmósferas por las que transitas y esto es síntoma de que vas falto de límites y sin una intención o meta por la vida. Probablemente estás desconectado de tu yo interno y tu vida estará falta de coherencia.

Los grupos o pandillas se forman por influencia del ecosistema al que perteneces. Transcienden el concepto individual del «yo» para dar salida a las necesidades colectivas del «nosotros». Pueden formarse dentro del hogar, en la escuela, en el barrio, pueblo, nación, etc. La naturaleza considera «grupo» a partir de una relación entre dos miembros. Si se es pareja sentimental cuenta como unidad.

Los grupos absorben a aquellas personas que no tienen un peso específico y cuyos lazos familiares son poco sólidos. Los grupos tienen por finalidad dar vida a las corrientes políticas, culturales, religiosas, etc. que se crean para dinamizar los ambientes cerrados o caducos. 

En el plano profesional, el ritmo al que se desarrolla una empresa es regulado por dos factores: la estabilidad personal de sus miembros y la coyuntura socio económica en la que nazca y se desarrolle dicha empresa. Las personas sólo podemos influir en el factor profesional dando lo mejor de nosotros mismos, en base a nuestro propio criterio de satisfacción personal. El resto, no depende de ti, has de confiar en tu proyecto y saber que si es positivo para los demás irá cobrando forma y, poco a poco, llegarán los resultados. Todas y cada una de las empresas que han llegado a SER, (grandes, medianas o pequeñas, da igual) es porque responden a las necesidades que existían en un momento dado, contribuyendo con su desarrollo al desarrollo de toda una estructura social subyacente. Es la economía la que «mueve» al mundo y es nuestra tarea aprender a fluir disfrutando de todo lo positivo que la vida puede ofrecernos.

Cuando estamos equilibrados y en armonía con el resto del mundo sabemos que todo en esta vida tiene un sentido transcendente que va más allá de lo mío, tuyo o suyo. Si en casa hubiéramos aprendido, desde el principio, que todo es nuestro y que hay para todos de sobra, como humanos no tendríamos esa asignatura pendiente:

Cuando sabes que todo lo que tienes no te pertenece y que sólo lo estás usando temporalmente, no tienes la necesidad de «compartir» en forma gratuita.

Tampoco sientes la necesidad de atesorar o acumular bienes materiales o espirituales… Sabes que todo lo que necesitas te será dado.

Y además no tienes que dar las gracias porque sabes que vives en la «gracia» Y entonces estas bellas palabras que copio a continuación, ya no te parecen «sólo palabras» porque han pasado a formar parte de tu realidad cotidiana.


«Mirad los pájaros del cielo: no siembran,
ni cosechan, ni recogen en graneros»
«Aprended de los lirios del campo,
cómo crecen; no se fatigan, ni hilan»






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