Arqueología del alma

Lectura: La llave del destino…
Glen Cooper

Existe una memoria de la tierra o «de lugar» que atrapa el alma de las personas que viven sin cuestionarse el sentido del tiempo y del espacio. Si la arqueología estudiara el alma de las personas quizás descubriría que la inmensa mayoría son clones emocionales engendrados para perpetuar el drama existencial familiar, local, nacional, etc.; y toda esta «movida» es potenciada por las sombras o memorias de los conflictos de humanidad no resueltos…




Termino este libro al tiempo que estrenan en TV “la cúpula” Un relato de sthepen King y se me ocurre que ambas historias tienen algo en común: el ambiente estanco en el que se desarrolla la vida de las personas de «pueblo»; sobre todo de aquellas personas que nacen y mueren en el mismo lugar en el que nacen y mueren sus padres, abuelos, etc.

Siempre he pensado que los lugares albergan la memoria compartida o memoria histórica de lo acaecido y que las personas que allí nacen están vinculadas a dicha memoria de forma emocional hasta que son capaces de liberarse del yugo de la tierra que les vio nacer. Marcharse del pueblo no elimina los vínculos contraídos, al contrario, cuando la persona se marcha sin cortar las cadenas que la ligan a sus coordenadas de inicio, aunque sea forzada por las circunstancias, su corazón sentirá nostalgia y cada cierto tiempo, quizás coincidiendo con la llegada del otoño, el sentimiento abrumador de estar fuera de lugar, incluso fuera del tiempo, se hará presente en su estado de ánimo. 

¿Pertenecemos al lugar que nos vio nacer?

NO. el ser humano es de naturaleza gregaria, sin embargo, para poder disfrutar de su condición nómada, sin sufrir nostalgia alguna y poder sentirse en casa en la tierra que uno elija para vivir, necesita eliminar los vínculos emocionales/lunares que le atan a la conciencia grupal de su pueblo de origen.

En realidad, no hay una sola persona que se marche de su tierra de origen libremente; todos lo hacen forzados por las circunstancias aunque, quizás, no lo hagan consciente. El ambiente de un pueblo puede llegar a ser tan opresivo como si, realmente, sus habitantes estuvieran bajo una cúpula de cristal y son muchas las personas que se marchan buscando «aire fresco» en forma de caras diferentes. Al igual que las parejas se separan cuando ya no pueden más, las personas se divorcian de sus pueblos.

Cuando el motivo es estrictamente económico, es la vida la que está forzando al nómada que llevamos dentro para que salga de la prisión en la que se ha convertido su pueblo. Aun así, muchas personas que disfrutan de una relativa riqueza económica pagan un alto precio por vivir ligados al ambiente que les vio nacer y en el que se ven forzados s resolver la parte de la memoria histórica que les ha tocado vivir. Existen lugares que, al igual que el pueblo donde se desarrolla la acción de esta novela, poseen registros de humanidad desde la prehistoria; pueblos cuya memoria histórica se deposita, capa tras capa, como si fuera el polvo de los siglos depositado en las casas y calles pisadas por las familias «de siempre», renovadas gracias a los conflictos de sangre e invasión que cada cierto tiempo conmocionan la memoria del lugar.

¡Me voy pal pueblo! 

Hace ya tiempo que la «modernidad» llegó a casi todos los pueblos de España (aunque el tema vale para otros lugares), y con ella sus calles se llenaron de «forasteros», personas nacidas en otros lugares que llegan buscando un lugar donde iniciar una nueva vida. En verdad, podría decirse que para integrarse en un nuevo lugar hay que ser capaz de no volver la vista atrás…

Desde que el hombre es hombre, su caminar por la tierra ha estado ligado a la posibilidad de alimentarse (trabajar) y vivir en paz, y estas dos premisas son las que, en el fondo, subyacen detrás de todo cambio de residencia.

En los últimos días, el tema «vecinos» «pueblo» «convivencia» resuena con fuerza y resonará todavía con más fuerza en la medida que el otoño avance con la finalidad de poner a prueba nuestra «conciencia de humanidad» que es la que nos permite integrarnos sin problemas, allá donde la vida nos conduzca.



Comentarios

Entradas populares de este blog

La voz interior.

Tú creas tu propio infierno...

Eco eficiencia y desarrollo sostenible