¿Qué nos engorda?
Conciencia de prosperidad y control del peso-figura
(Escrito inicialmente en el 2010 y completado con nuevos aportes, que le dan un nuevo sentido)…
Llevo un par de semanas con una extraña sensación a la hora de ingerir alimentos. Pienso que es consecuencia del desarrollo que estoy haciendo sobre la conciencia de prosperidad. Y que, en alguna forma, los conceptos de «comer, ser rico y pensar como un rico», están relacionados...
«Más que comer, es comer con el sentimiento adecuado, que es lo que noto emerger con mayor fuerza, a medida que avanza en mi interior, la conciencia de riqueza y prosperidad.»
A raíz de esto, he podido observar que, en mi interior, vivía oculta una voz que controlaba y medía todo lo que comía, y que también contabilizaba el qué, el cómo y el cuándo; esta voz farfullaba en voz muy baja, pero audible para mis oídos: ¡ya es bastante, si te pasas engordarás! ¡De esto poquito que es muy pesado! ¡Cuidado con los fritos o con los dulces! ¡Cuidado, si te sacias o repites te va a sentar mal! Etc. etc. Era como comer siempre con el guardia de tráfico al lado, como si en cualquier momento te fuera a multar o a decir ¡stop!
Sin embargo, en estos últimos días, en que mi conciencia de prosperidad y objetividad están fraguando en forma evidente, han empezado a asaltarme pensamientos del tipo ¡come lo que quieras, que la comida (ya lo sabes) no engorda! Y así, cada vez que voy a ingerir alimentos y el guardia censor hace su aparición, surge el movimiento opuesto y liberador...
Con cierto asombro, he reconocido a esta conciencia de control opresor como el reflejo de la conciencia de pobreza interior y es, como si mi nueva conciencia de prosperidad, fuera a la caza de viejas actitudes y las estuviera eliminando a conciencia.
- Que el control del peso no tiene nada que ver con comer o no comer.
- Y que dejar a mi cuerpo que coma lo que quiera (sin restricciones mentales) está generando unas sensaciones maravillosas que identifico como Libertad y Prosperidad interior.
Hace ya mucho tiempo que intuí que el desarrollo mental no era posible sin un aporte continuo y equilibrado de nutrientes en sangre y esta fue la primera fase de un proceso que ha continuado durante años. En este tiempo, el control y recuperación de mi espacio personal (cuerpo-mente) se ha visto reflejado en el control y recuperación de mi figura-peso. Zona por zona, he podido comprobar cómo, dónde y a quién, llevaba pegados a mis piernas, espalda, glúteos, brazos, estómago y tripa. Y también he podido comprobar que, si en un principio (en la niñez), no fui responsable de mi peso-forma; una vez que maduré, fui yo misma la que contribuí, con mi ignorancia, a la sobrecarga de mi mente-cuerpo.
¡Es prácticamente magia! Pero en todos estos años doy fe de que no he seguido ninguna dieta: he comido y como de todo lo que me apetece y en la cantidad que me apetece. Ahora, por fin, sin escuchar la voz acusadora, voz que creé en mis años de juventud como reflejo de una educación censora que, en su ignorancia, igual a la de tantos, me mortificaba por unos pocos kilos de más. Además, ya en la práctica profesional, he podido comprobar cómo las emociones negativas ocupan un lugar en nuestro cuerpo y cómo es imposible eliminarlas de forma natural, sin antes haberlas positivado.
Se que es posible perder peso y recuperar la figura mediante costosas dietas, sacrificios diversos y la práctica médico-quirúrgica; aunque muchas personas, ni siquiera con estos métodos lo consiguen y, lo que es peor, sus cuerpos y mentes se rebotan desarrollando manías y complejos de toda clase, además de correr riesgos de salud importantes.
Así que fijaos en mi propia sorpresa, cuando constaté que la forma más sencilla de recuperar mi cintura, era ocuparme de mis propios asuntos, o sea: NO CRITICAR, ni siquiera en forma larvada.
- Y que la forma más inteligente y sana de perder peso, tripita y estómago consiste en no adoptar actitudes maternales con personas adultas (cosa que muchas mujeres con sobrepeso hacen continuamente.)
- Y qué decir de los michelines en la espalda, que se evaporan en cuanto dejas de echarte a «la conciencia» todo aquello que no es significativo para tu desarrollo personal o profesional.
- Aunque la clave de inicio, la que abre la puerta a la autogestión de tu peso-figura, es algo que, por supuesto, también hay que recuperar del pasado: El sentimiento de respeto y amor hacia el acto de comer y todos los procesos que lo acompañan. Elegir, comprar y almacenar adecuadamente los alimentos, diseñar un menú y cocinarlo con esmero. Ingerir y saborear lo cocinado, sola o en compañía.
- Y, por último, mi última adquisición-integración: El sentimiento de que la riqueza es un don universal. El convencimiento de que hay riqueza y energía suficiente para todos, con la única condición de que le demos el uso adecuado y no ESPECULEMOS, interna o externamente.
Este sentimiento, es como un río de lava ardiente que a su paso va quemando todas las impurezas incrustadas en mi porción de conciencia de humanidad (la parte que me toca): Durante siglos y siglos, generaciones sucesivas de pobres, han sido cultivadas para creer en la pobreza como un designio divino y aleccionadas para pensar que la riqueza es algo a lo que, tan sólo, unos pocos pueden aspirar.
Uno de los mayores lastres de la humanidad es la pobreza interior o de espíritu. Se puede ser rico en dinero y ser pobre interiormente lo que impedirá que disfrutes de tu riqueza. Pero, por lo general, los pobres son pobres de espíritu y las personas que «gozan» de prosperidad económica, sobre todo las que la han generado por ellas mismas, son personas que cultivan la alegría o vida interior y tienen una mente abierta.
Aun así, no os dejéis engañar. Ahora ya sabéis que una persona verdaderamente próspera por dentro, lo será por fuera y su cuerpo también reflejará dicha prosperidad. Sólo los cuerpos pobres almacenan por si viene la escasez... Y desde luego es síntoma de pobreza interior, la crítica, la envidia, el odio, el resentimiento, hablar sin sentido, ayudar para que te lo reconozcan, usar palabras grandilocuentes, querer llevar razón o lucirse a toda costa, atesorar objetos o recuerdos, etc. etc. etc.
Actualización 2012:
Teniendo en cuenta todo lo que he integrado en los últimos años en relación a la nutrición y sabiendo con certeza que la comida no engorda sino que es la encargada de eliminar-neutralizar las cargas energéticas u órdenes que entran del exterior una vez que son utilizadas…
Estaba empezando a preocuparme pues, en los últimos meses, tengo «otra vez» la voz censora pegada a mis oídos… controlando de nuevo todo lo que entra por mi boca y no acababa de entenderlo
¡Ahora entiendo el sentido de esta voz y esta vez, desde una nueva perspectiva! Quiere que mi cuerpo engorde y así le refleje un sentimiento de seguridad mayor….; conminándome a no comer lo que consigue es todo lo contrario, que la energía se fije en mi cuerpo y éste se redondee…
La verdad es que en los últimos meses tuve que perder mucha memoria-peso y mi cuerpo se quedó realmente fino-delgado y yo misma tenía la sensación de estar algo escuálida… Justo a partir de ese momento, la voz empezó a darme la «murga» de nuevo, cosa que yo no entendía pues creía haber superado el tema del guardia de tráfico definitivamente.
Una de las cosas que, con toda seguridad, engorda, es comer controlando, si lo que comes te engorda o no te engorda… Esta es la clave de que las dietas milagro funcionen, por lo general, sólo durante un tiempo y mientras la persona pasa literalmente «hambre» de algunos nutrientes básicos para su equilibrio físico y mental; Una vez que el control externo desaparece, la persona vuelve a sentir que tiene que controlar por ella misma todo lo que come y el sobrepeso vuelve, ya que en su plan de reeducación no se han incorporado las directrices holísticas que son las únicas que garantizan la recuperación de nuestra línea del tiempo y, por tanto, de nuestra figura.
¡Uff! Qué descanso… Me sentía como en estos programas de cocina que van con la «dietista» a todas partes… Ya no es suficiente con disfrutar cocinando y comiendo, ahora ADEMÁS tienes que saber qué es lo que te aporta cada alimento, lo que convierte un acto que siempre fue sensitivo en un aporte más del intelecto… lo que es algo triste pues a quien más fastidia esta sobrecarga intelectual es al estómago…
Actualización 2014….
De nuevo apareció la voz censora…
Aunque esta vez la he neutralizado en poco tiempo; esta vez tiene que ver con el control o más bien con el temor a perder el control sobre un espacio de nueva creación que lidero y en el que, sin darme cuenta, se estaban proyectando viejos temores relacionados con el fichero de “proyectos antiguos en fase de inicio”….
Es cierto que, en tiempos pasados, no tuve el control de los procesos de gestación, parto e infancia de mi propia vida y, por extensión, de todos aquellos proyectos que inicié bajo consignas emocionales ligadas a estos parámetros de inicio. Pero, afortunadamente, esto terminó y todo proyecto que ahora nace dentro de mi espacio personal o profesional lo hace bajo nuevos parámetros donde la consigna es la toma de conciencia y el respecto a sus coordenadas de inicio…
Lo que impresiona es que, hasta que lo he hecho consciente, el temor a la pérdida de control se estaba manifestando en un cierto descontrol en la dosificación de las comidas ¡estaba comiendo más para mantener la sensación de control que, por otra parte, temía perder!...
Cuando albergamos algún temor o dudas sobre algo o sobre alguien, nuestro sistema digestivo tiene que aumentar la cantidad de nutrientes para compensar el “run- run” de los pensamientos e ideas que no enfocamos y neutralizamos…
En cuanto lo he hecho consciente, el temor de fondo ha desaparecido y mi sistema digestivo no tendrá que compensar esta carencia…
Comentarios
Publicar un comentario