Eco eficiencia y desarrollo sostenible

Estamos a un paso del otoño y esta estación ha dado nombre a una etapa de la vida que muchas personas ven llegar con temor; mi intención al publicar este texto es transmitir que el otoño de nuestras vidas, refleja  la forma en la que hemos usado nuestros recursos en las etapas precedentes. Madurez es sinónimo de sabiduría, eficiencia y saber estar. Es sinónimo de  plenitud y desarrollo. Es sinónimo de haber completado las etapas de niñez y juventud en equilibrio y armonía... 

En fin, es tiempo de recoger la cosecha y las nuevas semillas y de no mirar atrás...

Eficiencia energética  de las personas en función de la fuente que utilizan para recargarse:


1. Pensamientos: cargas de tu propia fuente/experiencia. Nivel alto
2. Sentimientos: cargas del otro/necesitas que escuchen tu voz. Nivel medio 
3. Emociones: cargas del ambiente. Nivel de eficiencia-conciencia bajo. 


Enganchados a un sentimiento/sentido
De normal, no suelo escuchar a los demás (a no ser que me paguen o pregunten directamente), porque la voz de una persona tiene la propiedad de cambiar tu equilibrio emocional y hacerte ver el mundo con sus ojos. Eso no significa que no disfrute de una buena lectura (en la lectura la voz del otro se interioriza y se hace propia); de una buena música, (estás dando cuerpo a una emoción/ambiente, la estás filtrando; lejos ha quedado el tiempo en el que «sorbía» la voz de aquellas personas a las que me «encantaba» escuchar quedando hechizada por sus cantos de sirena…

Es curioso, el otro día en un sueño, desperté con un nombre en la mente: «Ligia» que era el nombre de una legendaria sirena y significa «la de la voz melodiosa»… Y es cierto que podemos quedar «encantados» por el sonido de una voz o el brillo de una mirada cuando somos niños o si no tenemos un criterio lo suficientemente formado (que es ser como un niño en ese aspecto). Después, cuando entiendes que la voz es un recurso precioso, procuras utilizarla con mesura y desconfías de todo aquél que habla «gratuitamente».

Hay que procurar que los demás no te suelten su «rollo» pero también hay que tener cuidado de no hablar por hablar, siendo breves y respondiendo solo si te preguntan de forma directa. Hablar para un grupo es más sostenible que hablar para una sola persona pero algunas personas necesitan la carga extra que supone una atención personalizada y hay que valorar cuando es estrictamente necesario.

Para ser eficiente, energéticamente hablando, una persona ha de reconvertir la forma en la que utiliza sus sentidos: hay personas que necesitan un ambiente determinado para sentirse bien, sin darse cuenta que es la programación de sus órganos/sentidos la que condiciona su necesidad de temperatura, luz, olor, color, etc. Estas personas son como bebés y se sienten indefensas si no controlan el ambiente que les rodea. Suelen exigir que todo esté «perfecto» para dar su aprobación y cuando no es así, su estómago/apetito se encarga de compensarles. Cuando pueden van de sibaritas, de gourmets, de exquisitas o, simplemente, de «especiales»; no les basta con la atención de una sola persona pues necesitan ser ser el centro de atención de todas las miradas. 

Otras, en cambio, necesitan ser escuchadas para recibir una retroalimentación constante y se alimentan directamente de la energía del otro. Se molestan, y mucho, cuando no se les presta atención en el momento que ellas lo requieren. El nivel de eficiencia energética aumenta cuando evitamos utilizar la energía que proviene de la voz/sentimientos de los demás para funcionar; esta es la forma en la que funcionan los niños y todos aquellos que se quedan «colgados» de un sentimiento del pasado, ya sea de placer o de dolor. La nostalgia suele hacer mella en ellas en cuanto no están cerca de «su» hogar, de «sus» amigos, de «sus» cosas…

El problema de la energía sentimental es que está teñida del color de la otra persona y para seguir siendo TÚ, tus órganos han de filtrarla; y así con cada una de las personas con las que te relacionas. Las personas adictas a la energía del otro, suelen pensar que el cambio es difícil y solo cambian de hábitos/gustos cuando es imperativo. 

Estas «formas de ser» son, en el fondo, programaciones energéticas orgánicas y la energía resultante es la que necesitan los órganos (pulmón, hígado, riñón, estomago, corazón), para que la persona se sienta bien. (Como en casa)…

Esta exigencia emocional para obtener la energía que se necesita diariamente hace que los órganos necesiten un aporte extra de alimentos y una evacuación de residuos y toxinas mayor, así como un mantenimiento físico (muscular) más intenso y va generando unos biotipos o «formas de ser» que identifican con claridad el nivel de eficiencia que se está ejecutando en el día a día.


Biotipos emocionales 

El ritmo evolutivo humano manifiesta unos ciclos análogos a las estaciones del año. Cuando el individuo no es educado conscientemente, arrastra los diferentes biorritmos a lo largo de su vida, por lo que es corriente encontrarse con:
  1. Personas físicamente adultas pero emocionalmente bebes. (viven en un invierno permanente, frioleras, depresivas, miedosas y oscuras)
  2. Personas físicamente adultas pero emocionalmente infantiles. (viven en una eterna primavera, iracundas, ventosas, inestables, etc.)
  3. Personas físicamente adultas pero emocionalmente adolescentes-jóvenes. (viven en un eterno verano, calurosas, controladoras, hiperactivas o asténicas, etc.)
  4. Personas físicamente adultas pero emocionalmente viejas-otoñales. (viven en un eterno otoño, adustas, secas, serias, incapaces de establecer relaciones directas, etc.)

Estas características se reflejan en el cuerpo, por lo que a simple vista se pueden reconocer estas cuatro tipologías:
  • Las personas eternamente bebés suelen ser obesas o muy obesas.
  • Las personas eternamente infantiles suelen ser muy ágiles, menudas y a veces parecen frágiles; tienen la zona inferior desproporcionadamente grande respecto a la superior.
  • Las personas eternamente jóvenes suelen ser muy delgadas y nervudas como si estuvieran en tensión permanente.
  • Las personas eternamente mayores son resecas y su zona superior es mucho más grande que la inferior, son envaradas y poco ágiles.
Las personas fijadas en una etapa necesitan hacer uso de estimulantes y excitantes que regulen su falta de equilibrio emocional. También desarrollan la capacidad de equilibrarse absorbiendo energía de las personas de su alrededor, para ello se valen de los recursos emocionales que sus características personales les ofrecen. 
-Así las personas bebé tratan de inspirar lastima y sensación de debilidad permanente. 
-Las personas infantiles simpatía y afecto o «buen rollito». 
-Las adolescentes tratan de controlarlo todo. 
-Y las otoñales hacen uso de la manipulación y la intimidación. 

La respuesta adulta es siempre neutra y adecuada al espacio social donde se produce la interacción. La persona consciente debe mantenerse a distancia de toda persona que no sea de su edad mental y sólo responder en caso de ser requerida directamente. La persona adulta no siente lastima, no hace diferencias, no se deja controlar y no cede ante las intimidaciones o bravuconerías de ningún intimidador ya que sabe que sólo son poses donde escudar su inseguridad. 

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Para ejecutar la energía de una persona adulta recomiendo leer en voz alta y pausada estas afirmaciones, al despertar o antes de irse a la cama.

·         SOY……(aquí pon tu nombre …. Y SOY UNA PERSONA ADULTA.
  • YO TENGO EL CONTROL. NO IMPORTA LO QUE PASA SINO COMO REACCIONO.
  • SOY CONSCIENTE DEL LUGAR Y DE LAS PERSONAS CON LAS QUE ME RELACIONO. ME INTEGRO
  • TODOS LOS ACTOS SON IMPORTANTES. CADA VEZ QUE INICIE UNA ACTIVIDAD HE DE SABER SU FINALIDAD
  • NO ME PRECIPITO. NO ACTÚO POR MIEDO, VANIDAD, SIMPATÍA, ETC.
  • ME GUIÓ POR LO QUE SIENTO Y NO POR PREJUICIOS
  •  HABLO SIEMPRE CON UNA FINALIDAD. APRENDO A OBSERVAR
  • ANTE ALGO QUE QUIERA CAMBIAR… UNA MOLESTÍA, UN PENSAMIENTO ¡ACTUO!
  • SOY HUMILDE. ME REINICIO CADA DÍA. (El día de mañana será lo que haya hecho hoy… no cuentan mis méritos pasados)…
  • TODO LO QUE ME PASA ES BUENO Y LO VALORO A MI FAVOR. POSITIVO
  • CONFÍO Y ESPERO SIEMPRE LO MEJOR. CONFÍO PRIMERO EN MÍ Y DESPUÉS EN LOS DEMÁS. LO UNO NO ES POSIBLE SIN LO OTRO.








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