¿Para qué?

Cuando paseo con mi compañero, este se sorprende de una pequeña manía que tengo y yo alego que la tengo desde niña y que todavía no he hallado su origen así que, simplemente, la observo a la espera de encontrar las claves de acceso a su configuración… El caso es que cuando camino por las calles tengo la impresión de que, en cualquier momento, puedo encontrar algo valioso y mi vista se posa en todo aquello que brilla. A veces me recuerdo a una urraca ya que atesoro pequeños objetos, piedras de colores, joyas de escaso valor perdidas, etc.; a las que doto de un significado ocasional según la inspiración del momento. Desde niña he soñado en muchas ocasiones que al caminar por la calle encuentro joyas, oro o piedras preciosas y, hasta ahora, no he podido encontrarle una razón coherente con mi sentir. De todas formas no es algo que interfiera en mi evolución porque sino ya lo hubiera desactivado…

- Sigue leyendo si quieres encontrar la relación entre este primer párrafo y lo que viene a continuación ☺

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Anoche me fui a la cama «sin deberes» después de unos días de intensa actualización personal y profesional y, para mi sorpresa, ha despertado con la idea de «justificar» el sentido de escribir y leer este blog…

Aunque bastaría con escuchar este tema que expresa a la perfección lo que trato de reflejar en cada una de mis entradas…



Como «blogguera» inicié mis pasos con «Recupera…», que tras una infancia algo azarosa se hizo mayor y empezó a fijar límites lo que me hizo ver la necesidad de despejar su espacio de aquellas actitudes y conceptos que no tuvieran que ver con el hecho de recuperar la voz interior e ir integrando el sentido del tiempo. 

Así, y casi a la par, nacieron dos nuevos blogs, cada uno con una identidad claramente diferenciada:
  • El blog Ser pareja hoy queda claro por sí mismo y no requiere [i]justificación alguna. 
  • Pero «El reto» está empezando a crecer y quizás necesite, al igual que pasó con «recupera» una [ii]presentación formal…
Todo esto ha pasado por mi mente en las primeras horas del día mientras esperaba que amaneciera y después he vuelto a cerrar los ojos y he tenido este sueño: «Estaba junto a mi padre (esto significa que estoy situada en mi espacio yang/hemisferio izquierdo/área socio-laboral), y estamos desenterrando un tesoro oculto bajo la arena cerca de un edificio que parece un balneario en la playa. Había muchas joyas y una gran colección de monedas antiguas de oro y plata. La tentación de quedárnoslo es fuerte pero me remuerde la conciencia y le digo a mi padre que mejor entregárselo a la policía y quién sabe, quizás haya una pequeña recompensa; aunque da la impresión de que no me importa mucho».

Al despertar e integrar el sueño, hago conscientes las claves que relacionan mi pequeña manía y el «para qué» escribo este blog…
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Llegados a este punto he de aclarar que, en mi caso, la escritura no es una elección sino una necesidad que apareció cuando interioricé lo que hasta entonces había sido un mal hábito: hablar mucho, a deshora, por lo general, de forma inconsciente y, casi siempre, llevada de la mano de los sentimientos. 

Este mal hábito me impedía escuchar pero sobre todo escucharme así que, una vez que hice consciente esta necesidad, la vida me dio un par de empujoncitos hasta hacerme ver que en el papel y el lápiz estaba la solución a mi problema y así fue como me inicié como escritora...

Pero la historia continúa pues mi sentido de la escucha/escritura empezó a desarrollarse de tal forma que podía ver el interior de personas y espacios y dibujarlo por medio de la palabra escrita. 

Gradualmente, empecé a observar que la imagen que lograba plasmar en el papel era más fidedigna que la que recibía mi sentido de la vista, condicionado por el estatus social y, después de un largo proceso de introspección, comprendí que lo que yo consideraba un mal hábito era, en realidad, una falta de autocontrol emocional por la que ponía voz a las inquietudes internas de los demás hablando por los codos pero la capacidad de ver en su interior siempre estuvo ahí y gracias a la escritura pude hacerla consciente.

Este descubrimiento me llenó de inquietud durante un tiempo y tuve que aprender a poner límites entre mi persona y el resto del mundo para no saturar mi espacio personal; de joven el ser «charlatana» y estar algo gordita había sido mi forma de evacuar las tensiones pero ahora no podía utilizar estas opciones así que tuve que reiniciarme una y otra vez, hasta encontrar un sistema operativo (o personalidad) eficaz y sostenible…

Y aquí empieza a cobrar sentido la escritura/lectura de este blog ya que en él transcribo la memoria de lo que significa mantenerse despierto y positivo (lo uno va ligado a lo otro), mientras transito por los distintos espacios que la vida me insta a conocer y habitar..

Este mirar en positivo ha significado y sigue significando todo un reto…
¡El reto de vivir en plenitud!


Y aquí entiendo que es el tesoro que desentierro día a día y que, al no pertenecerme, comparto con todos aquellos que libremente acceden a este blog.


PD: entiendo que lo que comparto en este blog no me pertenece porque todo lo que escribo son vivencias de los espacios y personas con los que me relaciono… Ecos resonadores que plasmo en imágenes coherentes para darle un sentido positivo a la vida. He dudado mucho sobre el cómo, cuándo y dónde hacerlo pero por fin ha ganado el SI…

Considero que, al igual que algunos fotógrafos publican imágenes peculiares que aportan otros ángulos de visión, la imagen de la realidad que yo ofrezco transmite una visión diferente del mundo que puede ser útil para la reflexión y la introspección personal: Dentro de cada uno de nosotros y ligado a nuestro caminar por la tierra existe un gran tesoro; un tesoro inconmensurable que podemos disfrutar de la mano de una convivencia más plena y armónica.

Esta es mi intención y mi deseo para cada uno de los lectores que acepten el reto de vivir en positivo. Esta opción contempla la vida como un proceso de transformación continuo en la que el ego (yo o voluntad propia), no persigue objetivo alguno y deja que la vida le guíe aceptando sus designios como pistas de una Inteligencia Superior…

Atentamente. Ana Ávila

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[i] justificar v. tr.1 Hacer que una cosa resulte aceptable, adecuada u oportuna. 2 Demostrar una cosa, especialmente con pruebas y documentos escritos. 3 En tipografía, igualar la longitud de las líneas de un texto impreso: los procesadores de texto te permiten justificar un texto por ambos lados y escoger el margen deseado. 4 Defender la actitud de una persona exponiendo razones que la justifican. 5 tr. catol. Hacer Dios justo [a uno] dándole la gracia. 6 Rectificar o hacer justa [una cosa] con exactitud. r.-prnl. Probar la inocencia de uno. tr. impr. Igualar el largo [de las líneas impresas]. Diccionario Enciclopédico. Vox. 1 Larousse Editorial, S.L.


[ii]Hacerse presente significa hacerse ver y oír y para ello tienes que tener asumida tu historia, qué y quién eres y de dónde vienes

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