¿Divino o humano? Tu eliges...

Porque no es cuestión de «altura»
 
Se acerca la primavera y con ella el tiempo de actualizar, modificar o eliminar los vínculos que nos mantienen atrapados en el pasado… Solo las personas libres de apegos con el pasado sentirán con la llegada de la primavera un nuevo RENACER….

Ser nómadas durante la prehistoria nos permitió ir más allá de nuestros instintos y determinó la supervivencia física de la especie convirtiéndonos en personas. AHORA toca practicar el nomadismo mental que consiste en ir más allá de las expectativas creadas y superar los condicionantes ligados a la evolución conjunta de los pueblos. Este caminar libres de la historia será lo que determine la supervivencia de nuestra mente o conciencia de humanidad. 

El sentido del YO-Nosotros se fragua en torno a la figura de la madre y entra en conflicto con el TÚ, él, ella, ellos y el vosotros al quedarse fijado en la figura del padre. La proyección de la figura o arquetipo paterno en figuras de poder político, social, cultural o religioso nos mantiene en el tiempo de la infancia y fue el origen de las grandes religiones monoteístas. Las religiones monoteístas tienen su origen en la necesidad de fortalecer el sentido del YO de personas y pueblos oprimidos y con una gran necesidad de crecer hacia “fuera”…

Cuando una persona o pueblo nace y crece dentro de unos márgenes de libertad razonables, (geográficos, climáticos, culturales y políticos); su sentido de la identidad o del YO será fuerte y, por tanto, proyectará su sentido de lo divino en conceptos ligados a la a tierra y al sentido de lo global o comunitario. En estas cuestiones el clima o espacio donde se desarrolla una persona, cultura o pueblo es determinante; cuando el clima es generoso y el alimento abunda se adora a la tierra y a todas sus extensiones (animales, cuerpo, madre, etc.), de forma natural. 

Cuando el clima y la tierra son ásperos, ser nómada se vuelve un imperativo y las luchas por el alimento y el espacio se vuelven lo habitual ; entonces aparece la proyección en una divinidad fuerte, justiciera, y en ocasiones, cruel y vengativa que nos refuerce el sentido del YO o identidad que perdemos cada vez que mudamos de espacio…


Los biorritmos de invierno y primavera asociados a la oscuridad, el frío y el sentimiento de lo impredecible, frágil y errático quedan atrás cuando las personas y los pueblos maduran al calor de una cultura abierta y estable y son capaces de auto regular sus emociones, sus relaciones y su economía en forma sostenible.



En relación al clima personal o equilibrio térmico se puede decir que una persona autorrealizada no conoce más inviernos ni primaveras y aunque el clima a su alrededor sea el propio de estas estaciones, su organismo no lo advertirá pues es capaz de auto regular sin problemas los cambios bruscos de temperatura (más o menos frío), o presión (vientos).

Estas características se aplican por igual en el ámbito de los ambientes culturales, políticos, religiosos o económicos generados al calor de las emociones humanas. 

Adorar o vivir en función del Sol o de la Luna no es vivir ya que te hace estar en función del tiempo diurno o nocturno. Mirar a la tierra (hacia abajo), o al cielo (hacia arriba)   en busca de respuestas es lo natural cuando naces y después mientras creces y hay «alturas»  que superar en tu vida; pero SI YA CRECISTE será tu mirada al frente la que te de las respuestas que necesitas de la mano de aquellas personas que salgan a tu paso…

Nota... todos los problemas relacionados con el «crecer» incluidos los problemas de espalda, postura, aprendizaje, etc... están relacionados con el uso inadecuado de los vínculos...



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